La Ópera Garnier de París es un edificio neobarroco de talla magnífica que transmite la riqueza y la imponencia que lo acompañaron en su pasado. Se trata nada más y nada menos que del sitio que dio inspiración para la creación de la famosa novela “El Fantasma de la Ópera”.
Entradas para la Ópera Garnier
Las entradas te dan el acceso a las exposiciones actúales cuando se encuentran disponibles y esta también incluye el acceso al Palacio Garnier y a todas las exposiciones temporales. Aunque no incluye el acceso a los espectáculos, conciertos, o eventos.
En ocasiones el acceso al auditorio puede estar limitado por razones técnicas o artísticas.
Visita la
Ópera Garnier de París
Precios
Existen dos opciones para las entradas para la Ópera Garnier. La tarifa completa tiene un costo de 14 euros y 12 euros fuera de los periodos de exposición, y la segunda opción que es la tarifa reducida con un costo de 10 euros o de 8 euros fuera del tiempo de exposición.
Las entradas son gratis para niños menores de 12 años y personas desempleadas.Tipo de entradas Precio Entrada general – Periodo con exposiciones 14 € Entrada general – Periodo sin exposiciones 12 € Entrada – Edad entre 12 y 25 años – Periodo con exposiciones 10 € Entrada – Edad entre 12 y 25 años – Periodo sin exposiciones 8 € Entrada – Personas con entrada de menos de 8 días para el Museo de Orsay o el Museo Gustave Moreau 8 € Entrada – Menores de 12 años 0 € Entrada – Visita guiada 18,5 € Entrada – Visita guiada – Menores de 25 años 13 € Entrada – Visita guiada – Menores de 10 años 10 €
Horarios
La Ópera Garnier está abierta todos los días de la semana a mediados de julio y comienzos de septiembre de 10 a 18 horas y el resto del año desde las 10 a 17 h se encuentra cerrada los días 1 enero y 1 mayo.
La última entrada a la Ópera Garnier se efectúa 45 minutos antes de la hora de cierre.
Cómo llegar a la Ópera Garnier
Ópera Garnier ParísPl. de l’Opéra, 75009 Paris, Francia Opéra Auber
Metro, Bus, Tren RER
La Ópera Garnier se encuentra excelentemente situada y conectada con el transporte público, así que la manera más sencilla de llegar es tomar el metro hasta la estación “Ópera” en sus líneas 3, 7 y 8.
También es posible llegar en RER a la estación “Auber” en la línea A.
O si eliges llegar en bus toma las líneas 20, 21, 22, 27, 29, 42, 52, 53, 66, 81 o 95.
Visita virtual de la Ópera de París
A continuación, puedes visitar la Ópera Garnier de Paris sin moverte de tu casa con este vídeo:
Gracias al desarrollo de la tecnología aplicada a las artes, es posible tener una experiencia virtual que le permitirá conocer los espacios más importantes de la Ópera de París.
Visita virtual de la sala
Visita virtual de los techos
Visita virtual del lago
Visita virtual de la biblioteca
Plan de la sala en 3D
A continuación, el plan de la sala principal de la Ópera Garnier de París en 3D :
Qué ver en la Ópera Garnier
En la duración del itinerario por el Palacio Garnier se puede apreciar el gran lujo y la fastuosidad que poseían las personas que asistían a la ópera, es decir, no solo iban para disfrutar del espectáculo, sino también para exhibir su opulencia.
Uno de los puntos que más llaman la atención del edificio son sin duda los “foyers”, que son salones en los cuales los espectadores se paseaban mientras se efectuaban los entreactos, y se encuentran decorados con pan de oro y mosaicos hermosos.
Otro punto de interés es la sala de espectáculos, que se encuentra decorada con tonos dorados y rojos, a la cual ilumina el curioso techo, una enorme araña de cristal que pareciera haber sido decorada con pinturas que realizara un niño pequeño.
También resulta atractivo el tamaño de la sala, que posee únicamente 1.900 asientos adornados de terciopelo rojo, si se compara con la magnitud del edificio, que posee unos 11.000 metros cuadrados.
También otro de los elementos más llamativos de dicha construcción, es su inmensa escalera de mármol blanco de balaustrada de mármol verde y rojo que une los dos niveles.
Exterior
Su arquitecto, Charles Garnier, veía en esta fachada la parte más significativa de su edificio, por lo que este posee un exterior coherente a plenitud, aunque hay en él unas profusas sugerencias festivas por la multitud de formas y colores.
También se ve adornado con una agrupación de elementos de tipo escultórico que la dota de un talante sagrado, todas haciendo alusión a La Armonía, La Música instrumental, El Idilio, La Cantata, El Canto, El Drama, o El Baile, por lo que el palacio Garnier lleva en su fachada las artes que se celebran en su interior.
Interior
El proyecto de Garnier estaba plenamente justificado tras su empeño de que la forma del edificio expresara perfectamente su función, que según la tradición clásica, debía permitir el trascurso de las personas de preferencia más importantes.
Así pues, las personas que accedían a pie al teatro, lo hacían a través del arco frontal, luego de pasar por una corta escalinata. Una vez preparados allí, compraban sus billetes para acceder a un segundo salón de control, desde el que accedían a la parte social de la edificación.
La gran escalera
La gran escalera de la Ópera de París constituyó el verdadero corazón del teatro de Garnier, quien hábilmente jugó con el dramático contraste al pasar por las galerías o hacia el vestíbulo. Esta escalera monumental, de 30 metros de altura, derrocha en cada uno de sus peldaños, el blanco del mármol, el verde de Suecia y el rojo de las barandas.
Junto a la ascensión por esta escalera, hay diferentes estatuas de bronce que parecen observar el paso de los visitantes, aunque son ellas iluminan este tramo. Así, Apolo, Olimpia, Orfeo parecen, enviar mensajes desde los techos pintados a quienes transitan por ellas.
La rotonda de los abonados
Finalizando una galería de gran longitud, está la rotonda de los abandonados luminosa y fresca, ornamentada con un techo que fue pintado por Clairin y que simboliza a una rueda de impúdicos faunos.
Completada con tapices que ilustran diversos frescos con alusión a la caza y la pesca, este salón rememora la estética de la Belle Époque, y a comienzos del siglo XX, se instaló un bar que permite beber sin problemas.
Bassin de la Pythie
La Ópera Garnier es el mejor sitio para ver a la “Pythie”, una escultura de bronce de la que se enamoró Garnier y que fue mandada a construir por la duquesa de Castiglione-Colonna.
La leyenda cuenta que en las laderas del monte Parnaso, el dios Apolo luchó con una gran serpiente llamada “Pitón”, este salió vencedor y así obtuvo el don de la profecía.
El auditorio
El auditorio posee la tradicional forma de herradura italiana y una capacidad para albergar 1.979 personas, al mismo tiempo que es el escenario más grande de toda Europa y es capaz de acoplar hasta 450 artistas al mismo tiempo.
Dicho auditorio se sostiene por una estructura de metal, enmascarada por materiales como mármol, estuco y terciopelo dorado, que ayuda a mantener en pie la pesada estructura de ocho toneladas de bronce y cristal que además está provista de 340 luces.
Durante el recorrido por la Ópera Garnier, es posible entrar al auditorio, más no al escenario, lo que más llama la atención es el techo, pintado por Marc Chagall y las grandes cortinas del escenario, que han sido reemplazadas solo dos veces en los últimos 150 años, una en 1951 y la segunda vez en 1996.
Los frescos de Chagall
Chagall empleó todo un año en la realización de esta obra, que puede considerarse como un grandioso enaltecimiento de la personalidad del artista, pues el techo de la Ópera Garnier está caracterizado por sus colores luminosos y una multitud de detalles.
Al mirarlo con más cuidado es posible ver instrumentos musicales, personajes alados y podrás reconocer monumentos emblemáticos de París, como por ejemplo el Arco del Triunfo.
El techo de la Ópera Garnier en su conjunto brinda un homenaje a 14 famosos y grandiosos compositores de ópera y música lírica, así como también a sus obras. Marc Chagall, asistido por Roland Bierge, Paul Versteeg y Jules Paschal, supo hacer historia con esta obra en la esfera artística de París
De hecho, resulta una verdadera hazaña, si se considera la avanzada edad de Chagall al emprender la obra del techo de la Ópera Garnier, pues tenía 77 años, además del hecho de hacerlo de manera total y absolutamente desinteresada y gratuita, lleno de entusiasmo por la grandeza de la empresa y empujado por la marca que esta obra dejaría en el mundo.
Historia de la Ópera Garnier de París
En sus inicios fue conocida con el nombre de “Academia de ópera”, la academia Real de Música fue fundada en el año de 1669 con el objetivo de difundir al público la ópera francesa, no solo en París, sino también en diversas ciudades del reino en aquella época,
Fue Napoleón III quien ordenó su construcción al arquitecto Charles Garnier, el cual diseñó la edificación en Estilo Segundo Imperio.
Conservó su título hasta 1978, cuando fue renombrada Teatro Nacional de la Ópera de París y finalmente se tomó la práctica de simplemente llamarle “La Ópera”.
Estuvo a menudo endeudada y en el año de 1875 la institución se mudó a Garnier.
Posee como único recurso financiero, las entradas que se venden a los espectadores, así la ópera tiene la prerrogativa de representar el arte, con la prohibición para quien sea que haga algo parecido sin tener la autorización de sus creadores.
La Academia Real de Música ha cambiado trece veces de sitio de representaciones durante el siglo XVIII, hasta que se transformó con la Revolución, en el “Teatro de las Artes”, el cual es su nombre hasta en los días de la actualidad.
El fantasma de la Ópera
Un teatro con las particularidades del Palacio Garnier facilitaba toda clase de fantasías y ensueños, por lo que Gaston Leroux puedo ambientar en él, y en el París del siglo XIX, su novela “El fantasma de la Ópera” que fue publicada en el año de 1910 emulado por la novela “Trilby” de George du Maurier.
En la gótica historia de “El fantasma de la Ópera” un habitante misterioso del teatro provoca accidentes que tienen atemorizado al personal y a los gerentes, a los cuales este chantajea para que las obras que él componía fuesen estrenadas.
Por otra parte, funge como protector, como un verdadero guardián de la carrera de una joven y bella corista llamada Christine Daaé. Pero el amor que el fantasma le profesa a la chica no se ve correspondido.
Naturalmente, la historia termina en tragedia, pero sin antes demostrarle al mundo que su amada puede ser la mejor de las “prima donna” de los papeles líricos más importantes.
El fantasma es un hombre que oculta tras una máscara una deformación en su cara y cuyo nombre es Erik, pero aparte de ser un ingeniero y arquitecto excelente, es un genio de la música.
Tras múltiples viajes y aventuras alrededor del mundo, termina trabajando en la construcción del Palacio Garnier, aprovechando sus conocimientos para edificar su propia vivienda bajo el teatro.
Pero para llegar a ella se necesita pasar por un lago subterráneo que está bajo el edificio entre laberintos de túneles que impiden su localización.
El único contacto con el mundo de fuera para Erik es el teatro, el cual se conoce como la palma de su mano.
Cabe destacar que uno de los más interesantes puntos de vista de la novela es la importancia de la arquitectura del teatro dentro del entramado de la novela.
El fantasma de la ópera ha tenido diversidad de versiones, tanto literarias como teatrales y también cinematográficas.
Ha inspirado un famoso musical que lleva el mismo nombre y que fue compuesto por Andrew Lloyd Webber en el año de 1986. Se ha convertido en una de las presentaciones más famosas de la historia, contando con un número inmenso de espectadores.
En fin, en las palabras del propio Leroux: “El fantasma de la ópera realmente ha existido, se creyó durante algún tiempo, que era un simple invención de los artistas, o una estúpida superstición de los empresarios… pero no, ha existido en carne y hueso, aun cuando se le ha dado la apariencia de un verdadero fantasma, o lo que es igual de una sombra.”