Un verdadero símbolo de la Revolución Francesa, se trata de la Plaza de la Bastilla de París, el punto que cambió el curso de la historia. Aunque luego tuvo otros usos importantes hasta su demolición, en la actualidad aún es posible observar algunos vestigios de la fortaleza que antes fuera.
Cómo llegar a la Plaza de la Bastilla París
Plaza de la Bastilla París
Pl. de la Bastille, 75004 Paris | |
Bastille Bastille Bastille | |
Para llegar a Place de la Bastille, o Plaza de la Bastilla en París, puedes tomar el Metro hacia Bastille (líneas 1, 5 y 8) o subir a un autobús de las líneas 29 o el 76.
Qué ver en la Plaza de la Bastilla y alrededores
Acá es posible admirar la Columna de Julio, un monumento vertical de gran altura, en el que se inscribieron los nombres de las víctimas de la Revolución de Julio, en 1830.
Esta fue erigida entre 1833 y 1840 y resulta uno de los símbolos más característicos de la plaza, además está coronada por una obra de Auguste Dumont titulada “el Genio de la Libertad”.
Entre otra de las cosas que ver está la Ópera de la Bastilla (a no confundir con la Ópera Garnier de París), la cual es una moderna edificación que destaca por su peculiaridad y que se encuentra justo frente a la plaza. Lo que más llama la atención en el diseño de esta fachada es que está hecha completamente de cristal.
Cabe resaltar además que alrededor de la Bastilla de París existe también una gran variedad de bares y locales ideales para turistas.
La columna de Julio
La Columna de Julio, que en francés se le conoce como La Colonne de Juillet, es un monumento parisino ubicado en la plaza de la Bastilla, justo en el punto que une los distritos del IV, XI y XII. Fue construida en conmemoración de la revolución de 1830.
La columna mide casi 47 metros de altura y está en el propio centro de la plaza de la Bastilla. Su base tiene forma circular y está construida de mármol blanco, por sobre este un pedestal rectangular muestra distintos medallones en los que destacan la cabeza de medusa, el símbolo de justicia, la cruz de Juillet y la Constitución de 1830. La parte más alta de la columna posee una escultura con un tono dorado bronce que fue realizada por Auguste Dumont y que lleva por título el «Genio de la Libertad».
Ópera de la Plaza de la Bastilla
Ubicada en el XII Distrito, al este de París, la Ópera de la Bastilla es un teatro de ópera moderno, también conocido como “La ópera del pueblo”, que fue inaugurado el 13 de julio de 1989, en el marco de las celebraciones del bicentenario de la caída de La Bastilla, obra del arquitecto uruguayo Carlos Ott.
La Ópera de la Plaza de la Bastilla de París fue construida en el año de 1982 por decisión del presidente François Miterrand, el cual aspiraba una ópera “moderna y popular” que fuese capaz de aligerar la programación de la Ópera Garnier. Se le designó el proyecto al reconocido Carlos Ott luego de un concurso internacional en cuál participaron unos 1700 arquitectos.
Esta sólida estructura, completamente hecha de cristal, puede albergar hasta 2.700 personas y posee un diseño moderno y funcional, con las bases revestidas en negro que hacen contraste con sus muros de granito y un magnífico techo de vidrio, además de tener cinco escenarios móviles. Resulta una pieza maestra de la ingeniería tecnológica.
Calle de la Roquette
Antiguamente, el barrio de la Roquette, ubicado al lado de la Plaza de la Bastilla, tenía una reputación bastante funesta y era la de amparar dos prisiones. La primera prisión era la “petite Roquette” que se reservaba a los delincuentes más jóvenes y a las mujeres, y la segunda era la “grande Roquette” que estaba destinada a los criminales más peligrosos. Por las noches, solía sacarse la guillotina para terminar con el destino de los delincuentes.
Obviamente, en la actualidad las noches del barrio de la Roquette ya no poseen este cariz grotesco de antaño, sino que presenta una cara mucho más amable con sus galerías de arte moderno, bares, cafés y restaurantes.
Puerto del Arsenal
Existe un puerto recreacional que no resulta tan conocido, hablamos del Port de l’Arsenal o el Puerto del Arsenal de París. Aunque no sea tan popular, por acá suelen pasar más de 1.000 embarcaciones al año.
Este es un inmenso lago artificial que fue socavado a comienzos del siglo XIX en lo que solía ser la fosa natural de la fortaleza de la Bastilla de París, entre el río Sena y el canal Saint-Martin. En ese momento su finalidad, era la de abastecer de madera a todos los artesanos de Saint-Antoine, al oeste de la Bastilla. Incluso actualmente, es posible encontrar carpinteros con sus talleres, así como también ebanistas y barnizadores.
En el año de 1983, el sitio finalmente se transformó en un puerto recreativo por iniciativa del propio Ayuntamiento de París y por la Cámara de Comercio.
Aparte de los yates y las diversas embarcaciones de notable belleza, a las orillas de este del lago se observa un jardín con bonitas y agradables terrazas, que van desde la Place de la Bastille hasta el Pont Morland. Siempre resulta muy grato pasearse por esta área y disfrutar del vaivén de los barcos mientras se disfruta de alguna bebida.
Historia de la Plaza de la Bastilla
La Plaza de la Bastilla es un sitio que posee bastante historia. Aquí estaba la inmensa fortaleza de París, la cual los Borbones de esa época usaron exclusivamente como prisión estatal, pues la construcción simbolizaba a la perfección la arbitrariedad del poder que tenían, el oscurantismo, así como todos los defectos de aquel régimen.
El 14 de julio de 1789 fue tomada por asalto cuando ya la Revolución Francesa era irreversible, por eso esta fecha es a menudo tomada como el comienzo de nuevos tiempos, marcando simbólicamente el inicio de la Edad Contemporánea.
No obstante, es sorprendente ver que un lugar que resultó tan decisivo en la historia, apenas haya dejado pocos elementos atractivos.
De la fortaleza a la prisión de la Bastilla
Dicha fortaleza se había construido por orden del rey Carlos V, el Sabio, en el siglo XIV, en el turbio contexto de la guerra de los Cien Años. Constituye una obra bastante moderna para su época, revolucionaria inclusive. Todas las mejoras realizadas pronto fueron copiadas en otros lugares.
La finalidad de dicha fortaleza no era la defensa de la ciudad de un enemigo exterior, sino proteger al rey de los parisinos. La idea era que en caso de una revuelta, se pudiera asegurar su huida de París. Así, defendía una de las puertas de entrada a la ciudad, y al mismo tiempo era un medio de escape para el rey puesto.
El plan de escape contemplaba que por este canal podría llegar a la ciudadela de Vincennes, que resulta una magnífica “ciudad fortificada” situada a solo 6 kilómetros de París y que aún hoy es posible visitar.
A través de sus cuatro siglos de existencia, la Bastilla jugó un destacado rol en diversidad de conflictos y guerras. Pero ya una vez que empezó a ser utilizada sobre todo solo como prisión, su función fue cada vez menos relevante.
Al estallar la Revolución Francesa solo había 7 presos en dentro y el rey únicamente pensó seriamente en mandar a demolerla, pues sus costos de mantenimiento arruinaba las arcas del reino y, sin embargo, todavía continuaba suscitando miedo en la población.
El asalto a la Bastilla
La Bastilla fue una fortaleza francesa que se construyó para la protección de la entrada oriental de París, un verdadero bastión de la monarquía francesa que funcionó luego como prisión estatal por unos 400 años.
La toma de la misma fue un suceso que resultó decisivo en la Revolución Francesa por su valor simbólico, ya que desde ese momento los acontecimientos empezaron a tomar caminos irrefrenables.
El nombre de Bastilla que tiene su origen del francés Bastir y que posee como significado “construir”, se utilizaba para denominar en la Europa de la Edad Media a cualquier construcción fortificada que era parte de un sistema de defensa.
Es un hecho que diversidad de puntos en las propias fortificaciones francesas de aquella época fuesen conocidas como “Bastilla”, pero luego se reemplazaron y el uso masivo de la palabra perdió vigencia y quedó exclusivamente para designar a la fortaleza o Prisión de Bastille Saint-Antoine.
Hasta que fue destruida en el año de 1789, en la Bastilla eran encarcelados tanto hombres como mujeres de cualquier condición, sin ningún previo juicio, mediante una orden del rey y por lo general para la satisfacción de animosidades, o para castigar a los que criticaban a los individuos que poseían el poder.
La destrucción
Después del asalto al edificio, la Asamblea Nacional tomó la iniciativa de destruir piedra a piedra esta fortaleza, con una rapidez tan eficaz que ya hacia fines del año de 1789 parecía haberse desintegrado.
Napoleón se encargó de eliminar los vestigios que aún existían del foso del castillo y desmontó toda el área, pues para él resultaba de suma importancia hacer desaparecer todo rastro de la fortaleza, para así evitar que su reminiscencia pudiera alentar alguna nueva posible revolución.
Por tanto, el único componente de la vieja fortaleza que puede apreciarse actualmente son unas marcas en el cemento que demarcan su perímetro, así como la existencia de una placa de mármol fijada que uno de los edificios con información sobre su antigua posición.
Curiosidad: el Elefante de la Plaza de la Bastilla
Luego de que la triunfara la Revolución Francesa y cayera la Bastilla en julio del año de 1789, empezó un debate muy intenso en todo París sobre qué destino tendría el lugar. Muchos propusieron mantener las ruinas de la Bastilla de San Antonio para hacerle el honor a este monumento tan importante en el pasado, pero de forma parcial, Pierre-François Palloy firmó el comienzo de la destrucción del edificio.
En el año de 1792, la zona donde anteriormente se había situado esta fortificación de la Bastilla, muy pocos años antes, ya se había transformado en una explanada inmensa con trazos diversos, de lo que durante muchos siglos fue uno de los edificios más magníficos de París.
Un año más tarde, en el pleno centro de esa inmensa explanada, se hizo la conocida como Fuente de la Regeneración, una fuente que se inspiró en el arte egipcio y representaba a una mujer con el agua fluyendo de sus senos.
Tan solo quince años luego de que se construyera la Fuente de la Regeneración, en el año de 1808, Napoleón Bonaparte presentó una propuesta de un proyecto de tipo regenerativo y urbanístico que se centraba en levantar inmensos monumentos para hacer honrar sus propias victorias.
Así, la obra más curiosa y triunfal de todas lo constituiría un inmenso elefante hecho con el bronce de los cañones que fueron capturados en las batallas que se habían librado.
Su diseño original consistía en una estructura imponente con forma de elefante de unos 24 metros de alto, al cual se podría acceder a través de una escalinata adosada a una de las piernas del elefante, desde donde se pudiera tener una panorámica de la ciudad.
Dominique Vivant se encargó de comprobar si el proyecto era viable, y más tarde fue construido por Jacques Cellerier y Jean-Antoine Alavoine.
No obstante, Napoleón tuvo que enfrentarse a múltiples dificultades económicas. Dada la gran cantidad de guerras en curso, al principio solo se construyó una especie de maqueta de yeso sobre una estructura de madera, como sustitución del bronce de la idea original.
Luego de la derrota de Napoleón en el año de 1815 en Waterloo, esta obra se paralizó de manera indefinida.
La Plaza de la Bastilla de París a través de los tiempos (fotos)
A continuación, una serie de pinturas o fotos de la Bastilla de París desde la Revolución hasta los años 1900: